sábado, 14 de diciembre de 2019

El arte de celebrar la Navidad







Cuando publiqué la primera entrevista de esta serie, a Juan Pérez de Guzmán, recibí muchísimos mensajes diciéndome que se les había hecho corta, que si podía hacer una segunda parte o que dónde podían seguirle. Las fechas en las que nos encontramos nos han parecido un buen momento para retomar el tono de aquella conversación y centrarla en los aspectos formales y sociales de la Navidad.
Esperamos que guste tanto como la anterior. Son independientes, quienes no hayan leído la primera pueden empezar por esta pero aventuro que van a quedar con ganas de más. Tienen suerte, les queda por leer de nuevas "El arte del dandismo".


Juan Pérez de Guzmán (Madrid, 1976) es licenciado en Derecho y máster en Comunicación y Moda. Aunque lo suyo es una gran experiencia vital, una vasta cultura, un gusto exquisito -con el que se nace- y un ojo clínico de gran precisión.














Disclaimer: las opiniones vertidas en esta entrevista son personales e intransferibles, no infalibles y en ningún caso se pretende corregir, esnobear o reprimir nada. Simplemente se quiere responder a una serie de cuestiones que, seguro, nos "atenazan" durante unas fechas que el Mercado ha vaciado de todo contenido trascendente. Así que, ante todo, animus iocandi... Humor, vamos.





Se dicen que en la noche de San Silvestre el diablo anda suelto. ¿La celebras?

Es una de las noches más horteras del año. Le dedico pocas solemnidades, incluso en lo alimentario. Es el día ideal para no salir de casa. Por supuesto, todo aquel que sigue los rituales gilipollescos que propone la televisión para tener la suerte de tu lado esa noche (por ejemplo, llevar algo rojo, poner oro en la copa del espumoso y etc.) es para despellejarlo lentamente. Mejor y más eficaz es rezar algo en familia y pedir a Dios por el año que empieza. No se trata de ser un puritano, si quieres celebrar, celebra, pero con normalidad y el oropel justo. Creo que somos un puñado de románticos los que todavía pensamos así.


Pues hay quien estrena smoking para la ocasión, ¿qué opinas?

Que es un cretinez. A no ser que estemos obligados a salir y cumplir con una invitación que nos exige el atuendo en cuestión. El problema del smoking (llamado dinner jacket en el país que lo inventó) es que lo carga el diablo. Es una de los atuendos que más fácilmente puede destruir reputaciones masculinas y con el que ir hecho un payaso creyendo ir elegante es muy fácil. Un traje perdona bastante más. Ciertas ocasiones, como algún sarao en Navidad, incitan a complicar una vestimenta que fue encargada a Henry Poole por Jorge V para simplificar la etiqueta masculina durante las cenas en Balmoral. Si el que inventó la prenda quería algo simple (dentro de los estándares de la época, claro), ¿qué haces tú con esos zapatos que deslumbran, esos pantalones escoceses, esa pajarita “de chicle” y ese cuello de camisa? Asumir que no eres un modelo de Dolce & Gabbana y hacerle un corte de manga a la fashion –sobre todo si es de masas- es uno de los primeros pasos para entrar en la vida elegante.










¿Cuál es el menú ideal para las fechas navideñas?

Pienso que lo propio sería un buen foie gras, un consomé, un capón o una pularda rellena y los dulces típicos de estas fechas como postre. Pero bueno, vengo de una familia cosmopolita-cosmopaleta, muy influida por la cocina internacional, capaz de discutir tres horas sobre el origen de un alimento, cómo se come y dónde se come la mejor versión. Asumo que mi enfoque sobre la cosa puede estar distorsionado. A principios de los 80, hacia el final de la Transición, veía a los adultos de mi casa cenar langosta thermidor y bavarois la noche del 24 de diciembre, todo hecho en casa y servido con guantes y chaquetilla blanca. Había ambiente de celebración, pero eso no es una cena de Navidad muy típica. Prefiero la carne de ave rellena y desconfío del marisco y el caviar. Sé que hay gente a la que le da por el cordero o el pescado y, francamente, si es tradición en su casa, me parece bien. Para mí, lo fundamental es que el menú sea especial sin que parezca que uno está cenando en la mesa del Marajah de Kapurtala o de un saudí cualquiera, pero con vino. Bueno, aunque los saudíes, cuando nadie les ve, pueden ser o no ser...


¿La manera correcta de llamarlo es foie o foie-gras?

En España el "fuagrás" se asocia a una merienda infantil y durante años me pareció extraño utilizar ese "palabro" para denominar este manjar típico de la Navidad. Y digo típico de estas fechas porque mi mujer, francesa, me puso cara de póker cuando lo elegimos como primero para la cena de nuestra boda, que fue a finales de verano. Pero coló. Es una especialidad del suroeste gabacho y ellos son muy puristas con estas cosas, como lo son con el pan, los quesos, la mantequilla, la repostería, el champán y todo lo que implica su terroir . Eso sí, luego le das un jamón de bellota a un chef conocido de allí y es capaz de masacrarlo utilizándolo para sofisticar un plato infantil, como son las coquillettes (leído en El Mundo hace no mucho tiempo). Bueno, a lo que íbamos, creo que es más correcto llamarlo foie gras. Unos consejos:
Hay diversas variedades en cuanto al animal, la calidad y su preparación: pato, oca, entier, bloc, mousse, mi-cuit... Lo ideal sería escoger pato y entier. No entro en el asunto de la cocción, es personal, ni de si uno lo quiere con trufa, sin trufa o con todas las chorradas que lo hacen todavía más oneroso de lo que ya es. No compres una marca conocida. Cómpralo a un pequeño productor francés o compra uno navarro.
Si eres un purista, lo deberías comer acompañado con un poco de pain d'épices y una copa de Sauternes. Lo ideal sería un Chateau d'Yquem, si te lo puedes permitir, claro. Yo no puedo, no me apetece hacer todavía más rico a Bernard Arnault (gran apoyo de Macron) y además no me gusta el vino dulce. Por otro lado, el sabor del pain d'épices es especial, así que no necesitas añadir chutneys o esas mermeladas (nunca lo he entendido) que, me da a mí, tiene bastante de anglosajón. La de higo podría estar permitida, pero habría que acompañar el foie gras con un pan de nueces, por ejemplo.
Y, por favor, no lo untes. JAMÁS. Es pecado. Casi más que ponerte pajarita o smoking. Coge una pequeña porción, colócala encima del pan y listo.


¿Y el alcohol? ¿Sidra, cava, champán?

Por influencia francesa, siempre he sido mucho de champán y llegué a tener curiosidad por sus distintas formas (el zéro dosage, por ejemplo). El problema es que el champán es al alcohol lo que el smoking a la vestimenta: algo muy traidor y que, de primeras, parece favorecer. Durante una celebración navideña de empresa, en una de las oficinas más bonitas de París, con vistas a la Place Vendôme y decorada por el Ralph Lauren francés, Jean-Michel Signoles, me tomé una botella de Krug casi en ayunas y yo, que soy más de Hendrix, Santana y Richie Kotzen, me acabé marcando unas pseudo sevillanas muy toreras con la atractiva "Madame" Signoles y Ricky Martin de fondo musical. Desde entonces apenas he vuelto a probar una gota. Eso sí, mi consejo habitual: no hagáis más rico todavía a Bernard Arnault. Evitad la Veuve Clicquot y si no podéis evitarlo, el clásico Moët está muy bien. Otras opciones podrían ser Perrier Jouët, me gustaría probar su versión Belle époque pero no quiero meterme en un préstamo al consumo; Bollinger, el preferido de James Bond; Taittinger, que desconozco si forma parte del grupo LVMH; o el mítico Laurent Perrier.


¿Te gustan los villancicos? Temo que estemos a punto de asociar el concepto “villancicos” a Mariah Carey vestida de Mamá Noël cantando All I want for Christmas is you.

Me gustan, sean españoles o franceses. Il est né le divin enfant es muy bonito, sobre todo después de una Misa solemne tradicional con quince monaguillos y donde un tipo a la entrada, vestido de guardia suizo de Luis XVI (con su porra y todo) hace de "acomodador", pero no tiene ese toque canalla y popular de los villancicos españoles.


Lo que no soporto son los cánticos navideños de crooner. Cada vez que oigo a Frank Sinatra cantar un Jingle Bells o así, me siento teletransportado a un centro comercial del extrarradio norte de Madrid. Es duro de aguantar.


¿Cómo se felicita en estas fechas?

Pues como se ha felicitado desde hace, fácil, siglo y medio: "Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo". Lo que toque en función de la fecha. Lo que no aguanto es la ordinariez laica de "¡Felices Fiestas!". ¿Qué fiestas? ¿El solsticio de invierno? Otra cosa que no soporto, y sobre la que otros han escrito mucho ya, es lo de complicar felicitaciones simples. Es mejor felicitar el Año Nuevo que desear buenas "entradas y salidas". Si pudiera, mandaría al paredón a aquel que me felicita "las fiestas" y me desea "felices entradas y salidas de Año".


¿Prefieres la Galette de Rois o el Roscón de Reyes?

Curiosa pregunta para una española. Es una polémica muy gabacha que está muy relacionada con la inmigración portuguesa que llegó a Francia durante los años 50 y 60. Trajeron el roscón al país vecino. Honestamente, me gustan los dos, pero como español me quedo con nuestro dulce de Reyes y al natural. Sin relleno. Allende los Pirineos, esto del roscón es una cosa de íberos. Ellos están muy contentos con su galette, que es mucho más grasa y cuyo contenido, la frangipane (una especie de pasta de almendras), no es del gusto de todo el mundo. Es una versión más “hojaldrada” y ligeramente rellena de nuestro roscón. He tenido debates duros con franceses sobre este asunto y, ni que decir tiene, me quedo con nuestro roscón.


Se ha perdido la costumbre pero a mí me encanta felicitar por correo postal. Te diré que cada vez cuesta más encontrar felicitaciones decentes … ¿cómo hacerlo correctamente?

Con una postal o “christmas” de simbología religiosa. Europa ha dado grandes pintores que han trabajado como nadie temas como la Adoración o la Natividad, ¡¿para que coño (con perdón) me envías una postal de UNICEF con una bola de árbol de Navidad y una guirnalda?!


Otra opción, en la que he caído también, es la de felicitar con una foto de familia. Pero bueno, ahora que estoy de vuelta en España no lo haré. Todo menos dar un duro a UNICEF...


¿Para un hombre, se puede acertar con un regalo navideño como unos calcetines, una colonia y una corbata o son compras de compromiso que irás a cambiar al día siguiente?

Se puede acertar totalmente con ese tipo de regalo. De hecho, si se quiere hacer algo especial del típico presente navideño masculino, estos serían mis consejos:
Puedes encontrar unos bonitos y buenos calcetines en www.meschaussettesrouges.com. Hay diversas calidades, múltiples colores y motivos y varias marcas italianas, como Bresciani o Gammarelli, que se ocupa de la Curia Romana. Si te quieres sentir como Alexander Kraft o un jerarca de la Iglesia, ése es tu sitio web. Además, llegan a casa dentro de una funda perfumada y una nota manuscrita. Nota que cambia en cada adquisición de calcetines... En un mundo donde todo quisqui te vende "experiencias de compra", de las que soy bastante agnóstico, tengo que reconocer que estos tíos casi me hacen creyente.
Hoy en día se pueden encontrar fácilmente corbatas de Marinella. Hace dos décadas había que peregrinar, como hice yo, a Nápoles o a la boutique del hotel Jorge V en París. Era curioso hacer cola y entrar en esa tienda vetusta donde las corbatas se vendían casi a granel, sin ninguna ceremonia. Hoy día se encuentran por internet fácilmente y muchos las conocen. Lo que conocen menos son otros maestros napolitanos de la corbata como Francesco Marino o Patrizio Capelli. Los primeros solían vender en una página web franco-italiana llamada Zampa di Gallina aunque igual ahora ya tienen un sitio web específico. Capelli, por su parte, solía tener una página de internet con un viejo diseño que añadía gracia a la compra. En el segundo caso hay que tener un gusto seguro y conocer el universo de la corbata porque se pueden elegir los anchos, los largos y el número de folds ("doblados"). Vamos, que uno se la hace casi a medida. Personalmente, recomiendo 5 folds, poca entretela y un ancho de 8 ó 9 cms que pasará difícilmente de moda. ¿Otra opción? Los ingleses Drake's que, creo recordar, colaboraron con la introducción de Marinella en el Reino Unido.

El universo del perfume o la colonia quizás sea el más fácil... Basta con ir a la tienda más cercana y hacerse con el agua de colonia de Thierry Mügler o con Déclaration de Cartier. La primera es una muy buena alternativa a las típicas colonias de diario. Un clásico de packaging algo dudoso, pero con “éxito garantizado” como diría cierta Ministra. Eso sí, como buena agua de colonia, no tiene mucha proyección y dura cinco minutos... En cuanto a Déclaration, por 60€ o 70€ te estarás llevando una colonia del nez oficial de Hermès, Jean-Claude Ellena, que ha creado algo muy parecido para Les Éditions du Parfum de Frédéric Malle llamado Eau bigarade concentrée, difícil de encontrar en España y al doble de precio. Otro clásico éste, que nos introduce despacio en el mundo del perfume adulto y nos aleja de olores fresquitos y clónicos diseñados por niñas salidas de una Escuela de Comercio que siempre han soñado con trabajar en el service marketing de un gran grupo de lujo o moda.

Ninguno de los sitios web o marcas que he nombrado me patrocina, que quede claro. Iría contra mis principios. Me limito a dar a conocer casas y cosas que merecen la pena. Pequeños secretos.


Mucha gente huye de las “fiestas” para pasar las vacaciones en viajes de esquí.

Aunque tentado estoy, no te voy a decir que son una ordinariez. Lo dejaremos en que me dan mucha pereza. Pienso que lo mejor del esquí es el hotel. Pero un hotel en condiciones. Si está en la región francesa de Saboya, o en Suiza, estupendo. Así me puedo dar a la grasienta trinidad de los platos europeos de montaña más internacionales (fondue, raclette y tartiflette). Aunque mi preferido es el primero. Sobre todo si es al vieux comté. El comté es a Francia lo que el manchego a España: un queso fácil de encontrar en cualquier tienda de alimentación. Sin embargo y como todo, cuando uno lo prueba artesanal y bien curado la cosa cambia bastante. Recordaré durante mucho tiempo el lago de Annecy, los desayunos en el Auberge du Père Bise y la fondue que me metí entre pecho y espalda en el col de la Forclaz. Llegar en coche ahí arriba para comer fue una aventura, pero el chalet-restaurante merece la pena y lo recomiendo a todo aquel que pare por allí. Por si no ha quedado claro, paso del esquí. Tú dame paisaje, algo de alcohol y comida de montaña. Todo esto, lejos de Gstaad y de Courchevel, por favor.






Saboya



¿Qué ocurre con Gstaad o Courchevel?

Que igual te cruzas con Ana Patricia Botín. No (o bueno, sí). En serio. Gstaad lo he conocido fuera de temporada, pero el problema de estos sitios, como el de Saint-Tropez y gran parte de la Costa Azul, Mónaco incluido, es que están extrañamente frecuentados. No sólo el turismo de masas acaba con el encanto de ciertos lugares. También el turismo con muchos posibles. O la mezcla de ambos. Ir al Casino de Mónaco a jugar, aunque sólo sean 40 euros, y ver hordas de chinos e italianos de trapillo no te acerca mucho al universo de David Niven o Gianni Agnelli... Sobre todo después de que te hayan metido el rejón de tu vida por un solomillo requemado en el puerto (y esa mañana 20 pavos por un bocata de jamón York –au beurre de baratte, Monsieur-).


Que sea imposible circular o llegar a Saint-Tropez en plena temporada y sentarte en Sennequier para tomarte un trozo de tropeziènne (para que nos entendamos: una especie de roscón relleno de crema) porque tienes que ir esquivando golfas eslavas y rusos panzudos te acerca poco a Brigitte Bardot y a 1969 année érotique. Las “rivieras” siguen existiendo, pero su esencia ha muerto. He conocido muy tarde, en los 2000, esas ciudades balneario y refugios del siglo pasado para playboys, actrices y jet-setters. Casi siempre me han decepcionado. Por eso entiendo a aquellos que eligen el aburrimiento y la insoportable endogamia de ciertas urbanizaciones de la Costa del Sol para pasar el verano, o las vacaciones del norte, o las del pueblo.








Os deseamos Feliz Navidad y próspero Año Nuevo. Gracias por habernos acompañado en ”El Arte de … Entrevistas Masculinas”


Esperamos que siga la fiesta en 2020.


Agradezco de corazón a Juan Pérez de Guzmán, José F. Peláez, Mario Crespo, Enrique García-Máiquez y Jesús Camacho Corredera que hayan sido tan generosos conmigo en este proyecto. He aprendido muchísimo de cada uno de ellos, de la sabiduría honda y auténtica que ofrecían en sus diferentes estilos. Las masculinidades no han sido otra cosa que educación, la ya mencionada generosidad, trato exquisito y un sentido del humor fascinante por nacer de la inteligencia.
Lo siento por quien elija perderse esto para darse a las performance tribales en taparrabos.

Esperanza Ruiz Adsuar.



Belén es toda la vida

Yo, más viejo cada año
y Tú, cada vez más Niño
Yo, cada vez más de barro;
Tú cada vez más divino...

Cuando termine el camino
y llegue, al fin, al Portal,
pondrás un soplo de espíritu
sobre mi carne mortal.

Enrique García-Máiquez